martes, 28 de junio de 2016

"HORIZONTES PERDIDOS", James Hilton

RESEÑA NOVELA

"Horizontes perdidos", James Hilton (1900–1954) - Hacia 1930. Baskul, colonia británica situada imprecisamente en el Oriente, ha caído bajo el furor revolucionario. Los residentes intentan escapar por diversos medios. Cuatro pasajeros embarcan en un avión particular: Miss Roberta Brinklow, misionera; Henry D. Barnard, estadounidense; Hugh Conway, Cónsul de la Gran Bretaña y el Vice-cónsul, Charles Mallison. A poco, se dan cuenta de que el avión sigue un rumbo extraño, siendo pilotado por un individuo que, cuando es requerido, les amenaza con una pistola. Es evidente que están ante un secuestro. Mas pronto se verá que se trata de un secuestro sobremanera peculiar. El destino es el misterioso y desconocido enclave llamado Shangri-La, en lo más inaccesible del Himalaya. La experiencia en el lugar dejará profundamente afectados a los cuatro, extrayendo de cada uno su personalidad esencial. La añoranza del Paraíso es un mito perpetuo incrustado en lo más hondo de los hombres, un lugar donde rija la armonía, la concordia, lejos de las absurdas y feroces luchas que suceden en el mundo. La novela reflexiona sobre ello, contraponiendo la agitada vida occidental con la oriental, con ventaja para la segunda. Pero una oriental muy particular, trenzada de budismo y cristianismo, como si se quisiera extraer lo mejor y más puro de las dos creencias, orillando, sin embargo, con extrema habilidad, el menor asomo de sincretismo. La salida del Paraíso, es sabido, se paga con el trabajo, el sufrimiento, la vejez, la muerte. Y con una invencible nostalgia que impele a regresar. El abandono se hace en un momento; la pulsión del regreso ocupa el resto de la vida. La novela más famosa de su autor, que mereció ser llevada al cine por Frank Capra.

1 comentario:

  1. Siempre hay que elegir lo mejor de cada filosofía. Para mí el paraíso estaría en que el hombre tomara ya de una puñetera vez conciencia de volver a ser hombre, cosa que no veo, porque ya están anulados con los comecocos pecuniarios.

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