DIMES Y DIRETES
Ahora que la política lo invade todo, como la mala hierba, quizá merezcan recordarse los siguientes fragmentos, extraídos de dos novelas de Palacio Valdés, RIVERITA y MAXIMINA, que son en realidad una sola, publicadas respectivamente en 1886 y 1887. Sendas obras son susceptibles de lectura más allá de estas citas, que no indican la versatilidad, riqueza y sentido del humor de la doble narración. Pero ésta es otra historia.
En “RIVERITA”
“… tenía el empleo la ventaja de ser inamovible, y en la capital, y muy a propósito para trabar amistad con los próceres de la política y la administración, bajo cuya égida es como únicamente se puede hacer fortuna en España”.
En “MAXIMINA”
Sobre el Congreso de los Diputados:
“… era entonces, lo es ahora y seguirá, probablemente, siendo la oficina donde se elabora la felicidad del país”.
Cuando al protagonista le proponen que se presente a unas elecciones:
“… Los personajes de la política, cuando no son merodeadores dignos de la cárcel, me parecen, salvo honrosas excepciones, rebaño de hombres adocenados, ignorantes que han tomado ese oficio por ser el más descansado y lucrativo, los intrigantes de aldea que vienen a repetir en el Congreso los mismos chanchullos que han fraguado en el Ayuntamiento o la Diputación, los otros despechados de la literatura, las ciencias y las artes, que, no habiendo conseguido en ellas notoriedad, la buscan en el campo más accesible de la política”.
Ahí queda eso… para reflexión de nadie.
Bien es cierto que los fragmentos que cito de las dos novelas no dan idea de su tono, trama, ambiente y personajes. Las recomiendo encarecidamente, máxime que Palacio Valdés es un autor injustísimamente olvidado y necesario de recuperar. Tuvo la mala fortuna (literaria) de nacer en un mundo, decimonónico, para entendernos, y morir en otro completamente distitnto, el Madrid de la guerra civil española.
ResponderEliminarVoy a hacer dos comentarios a ver si sale, porque algún lector dice que no le sale, el primero con cuenta google, luego haré otro como anónimo
ResponderEliminarAhora a ver si sale como anónimo
ResponderEliminarSi sale también, previamente hay que desplegar el menú "comentar como" y seleccionar Anónimo, luego sale en vista previa y seleccionas que no eres un robot, das a Publicar y sale como anónimo también,
ResponderEliminar¡Genial lo expresado en Riverita y Maximina!, ah si siempre ocurre lo mismo en todos los tiempos, y si hay un congresista meritorio acaba solo el pobre hombre, aunque la gran mayoría le tenga envidia.
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