miércoles, 1 de julio de 2015

"CON LA KATANA AL HOMBRO", "TIERRA DE GARBANZOS", "DE NIÑA A MUJER"






HUMOR ENTRE CASCOTES (Solapas verdaderas de novelas falsas)









Con la katana al hombro, por Shosiro Shusi

Okamoto es un japonés a la antigua usanza, en radical desacuerdo con las costumbres modernas que se han impuesto en el país. Incapaz de vivir en ese mundo, se dirige al monte Togo a hacerse el harakiri, pero en el camino se encuentra un gorrión herido, en el que se ve inmediatamente reflejado. Recoge al ave, la cura y la alimenta. Restablecido el pájaro, consigue reincorporarlo a su bandada. Okamoto ha cambiado, ya no es tan cenizo. Comprende que la vida sigue y que él, conservando en esencia el espíritu de sus antepasados, hará muy bien modernizándose. Entra en un bar y se toma su primera Coca Cola, que le gusta. Imprescindible para los que quieran saber cómo es en la actualidad el País del Sol Naciente. 

Tierra de garbanzos, por Gervasio Pana

Agosto. Sol. Castilla. Un pueblo minúsculo arrimado a una ladera. Hay que ir a recoger garbanzos pero nadie quiere. Los llamamientos del alcalde por megafonía no surten efecto. La legumbre corre peligro de perderse. Un grupo de abuelas se arremanga. Echando mano al botijo caminan a la era… Fiel reflejo de la Castilla profunda, de sus anhelos y sus miedos, de su relación intensa con la tierra que ofrece su sustento, incluye memorables escenas de repulsa a la pasividad, sirviéndose de una técnica expresionista que recuerda la factura del adobe, que incorpora paja y barro: la paja simbolizando lo necesario, pero evanescente y vacuo, el barro en representación de la tradición y de lo sólido. 

De niña a mujer, por Carla G.

Carla, guapa adolescente, moderna y estudiosa, al llegar el verano se ve culona. Sus amigas, que no son tan amigas y la tienen envidia –ellas sí son culonas y chaparras–, la reafirman malévolamente en su impresión. Carla decide no comer. La anorexia está servida. Tragedia familiar muy de nuestra época, sirve a su autora, a quien identificamos en sus páginas, para hacer un recorrido por nuestra sociedad a través de sus genuinos representantes, como son esa panda de psicólogos, psiquiatras y vendedores de peinetas en general, que se expresan elocuentemente a través de su farfolla. Llega un momento en esta narración en que Carla, hecha mujer –que era lo que le pasaba y nada más–, come lo que quiere y no engorda, mientras sus amigas se ponen como focas.



1 comentario:

  1. Si que llega la Cocacola a todos lados, conoce la psique humana mejor que nadie. Estudia, observa y conseguirás...¡estas sociedades tan fáciles de conocer, como siempre son las mismas!


    Bonito reflejo el de las abuelas que se arremangan, sublime homenaje a ser trabajador, hoy se vive del cuento.


    El tema de la anorexia me ha recordado a la encantadora e inteligente escritora Espido Freire.

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