miércoles, 11 de mayo de 2016

"PASÓ EL VERANO", "QUÉ TRAJINES SON ÉSOS", "EL CANALLA QUE FUI"



Pasó el verano, por Rock Pierci

Novela repleta de nostalgia, narra la inmisericorde soledad a que se ve abocado un pueblo costero californiano finalizada la época estival. Concluidas las vacaciones, todo el mundo desaparece, permaneciendo sólo Ottavio, el encargado de la bolera municipal, que recorre cansinamente las instalaciones con expresión reconcentrada, síntoma de su dolor profundo; su amigo el mercero, Clark, especializado en la venta de cintas y sombreros que ahora amarillean en el escaparate; Ramón, bailarín de tangos cuyo arte tiene como testigo el espejo de su cuarto… y la vieja centenaria Mary Cake, que le contempla arrobada a través de una rendija por la que comienza a entrar algo de frío. Los cuatro personajes, enemistados meses atrás en el festivo y multitudinario ambiente de una mariscada, van aproximando posturas en otoño, descubriéndose mutuamente unos a otros su personalidad cálida y rica. Esta novela quedó finalista en el Premio Pulitzer. El invierno se aproxima, su secuela, no llegó a la altura.

Qué trajines son ésos, por Erskine Robert

Título acertado de verdad. Divertidísima novela que, como todo el verdadero humorismo, encubre un fondo de tristeza y de miseria. El innominado protagonista de esta obra se aloja en un hotel para pasar la noche, antes de proseguir un viaje cuya naturaleza y destino se nos oculta. Imposible conciliar el sueño, oye a todas horas el ruido de puertas y ventanas, unido a risas y charlas de hombres y mujeres, aparentemente de toda condición. No tarda nuestro hombre en sumergirse en el fragmentario contenido de las conversaciones, unas alegres, otras melancólicas o absurdas, todas nucleadas en torno a un hondo drama personal del que la mayoría ignora su raíz. Traiciones, deslealtades, actos sublimes de heroísmo… toda la gama de la condición humana se da cita en esta obra memorable que, lenta pero de manera segura, avanza hacia el completo reconocimiento de la crítica, cicatera y aun hostil desde el principio, pero que ahora se la tiene que envainar, señal de que la buena literatura triunfa siempre. Simplemente añadir que el protagonista, al rayar el alba, termina por ser un hombre completamente distinto del que se muestra en las primeras páginas de la novela.

El canalla que fui, por X

Duro e híspido relato sobre el comportamiento y la praxis de las élites políticas e intelectuales occidentales. El autor, perteneciente hasta hace muy poco a las citadas élites, se ha visto forzado a pasar a la clandestinidad tras recibir numerosas amenazas y un intento de soborno. Trata la novela de las reuniones secretas, fulanas incluidas, de los poderosos, que se ríen a mandíbula batiente de aquellos cuyos intereses dicen defender. La educación, la comunicación y la cultura son los campos preferentes -sin desdeñar otros- desde donde van moldeando la opinión, sin que los ciudadanos se den cuenta. Una vez maduro el tema desde las citadas terminales, van y legislan, dando igual el partido que gobierne, siempre en la misma dirección de sometimiento y opresión. El súbito florecimiento y expansión de las ‘nuevas libertades’ no es sino una maniobra magistral de ocultamiento que busca sofocar la libertad a secas, como revela X en el libro, aportando numerosas pruebas, entre ellas la grabación, con que se vende el libro, de las odiosas carcajadas de las élites. La primera edición fue secuestrada, la segunda también. Vamos por la tercera, a ver qué pasa.

1 comentario:

  1. Si cuando un pueblo se llena de vida en verano y quedan solo los pocos vecinos del mismo pueblo, pueden llegar a que la soledad les hagan unirse más o muy al contrario, que existan muchas envidias también, me refiero a una posible realidad, si la novela narra el buen acercamiento, mejor leer algo positivo.


    En la Segunda obra el protagonista entra y sale como otra persona tras escuchar las conversaciones de los demás, no me extraña, a veces nos quejamos de nuestros problemas y cuando escuchamos a los de otros, decimos para qué me quejaré. Aquí ha dado en la tecla, Señor Rey, a veces el adulto ha tenido alguna experiencia de carencia infantil que se arrastra a la vida de adulto, y a veces no sale nunca a la luz...la inteligencia la esconde, pero algo queda en nuestro interior y tiene sus repercusiones.


    Y la otra obra, pues nada más y nada menos que la verdad dice, muchos tecnicismos para esconder algo muy antiguo, como no se puede descubrir las cosas de sopetón, pues poco a poco...para que vaya calando en las mentes...

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