A lo que te dé la gana de pensar
AFORISMO GORDO DOS: Le preguntaron a aquel sabio escondido en la montaña cuál era
la mayor virtud que podía atesorar el hombre. “¿La bondad, maestro? ¿La
perseverancia, la paciencia...? Dínoslo, que anhelamos escucharlo de tus
labios”. El sabio entrecerró los ojos y meditó durante días. Al cabo de los
cuales, dijo: “Ni la bondad, por alta que sea, que lo es; ni la perseverancia, sin
la que ningún logro se alcanza; tampoco la paciencia, que permite soportar las
situaciones más adversas y enriquece paralelamente el alma... Ninguna de
ellas, junto a otras que están en el ánimo de todos, pueden equipararse a la
capacidad de ser escurridizo. Nada más alto –subrayó, clavando la mirada en
las atónitas faces– y, sobre todo, provechoso para circular por esto que
llamamos vida. ¿Por qué mierda pensáis –agregó–, que tuve que refugiarme en
estos andurriales, sino porque me faltaba semejante y capital pericia?” Se
marcharon los discípulos. El sol poniente, escondiéndose tras los elevados
picachos de perpetuas nieves, prestó su mortecina rojez a los endurecidos y
polvorientos calcañares del perplejo grupo, barrenando la ladera en su
descenso...
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Genial Señor Rey, magnífica y verdadera la respuesta del Sabio, como no era polifacetico ni escurridizo a la montaña, los discipulos se quedarían de piedra con la respuesta.
ResponderEliminarExisten personas que dicen que han intentado muchas veces delante de un espejo flexionar la cabeza, pero cuando ha llegado los momentos de bajarla no le han salido.
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