martes, 5 de enero de 2016

"LA MURALLA", Joaquín Calvo Sotelo

RESEÑA TEATRO

"La muralla", Joaquín Calvo Sotelo (1905–1993) - Don Jorge Hontanar, personaje acomodado madrileño, felizmente casado y con una hija próxima a contraer matrimonio, sufre un infarto del que se recupera, aunque le supone una verdadera crisis de conciencia. Resulta que en la inmediata posguerra se hizo fraudulentamente con la finca “El Tomillar”, usurpándosela a su legítimo heredero. Conversando con el sacerdote que le atendió al filo de la muerte, decide devolverla. Al comunicar la decisión a su familia, ve cómo se erige frente a él una muralla de mundana sensatez que intenta disuadirle. El fariseismo propiamente dicho encuentra aquí su retrato, desplegándose en múltiples matices a cargo de los distintos miembros de la familia, cuyos intereses se verían más que seriamente perjudicados de porfiar nuestro hombre en su propósito. El catolicismo de verdad se encuentra frente a la religiosidad de conveniencia, cuyas razones para que don Jorge abdique de su propósito suenan a sus oídos como sinuosas tentaciones. Conflicto que esta obra expresa en unos ropajes, por decirlo así, periclitados en el teatro actual -los escrúpulos religiosos, la posibilidad de condenación eterna, vivamente sentida por el protagonista…-, si bien esta circunstancia no resta autenticidad, sino todo lo contrario, al drama íntimo que aquí se nos ofrece. Cada personaje -la mujer, la hija, la suegra, el secretario particular…- cumple dramáticamente su papel, expresándose en unos diálogos argumentativos que dan en el clavo del drama primordial planteado. Cuando se estrenó la obra -1954-, el fariseísmo religioso podía ser abordado con naturalidad. Ahora mismo, este problema parecería superado -sin haber sido resuelto, dicho sea de paso-, ante el advenimiento de la grave indiferencia, por no decir hostilidad, que sobre esta cuestión tiene lugar en nuestras sociedades. Buen ejemplo, sin embargo, el de esta obra para los estudiosos del corazón humano en su dimensión más honda.



2 comentarios:

  1. Señor Rey, a mí me encanta ser una estudiosa del corazón humano, lo ha dicho Usted de forma tan hermosa, que nunca me olvidaré. Cuando me pregunten, ¿ Usted que es?, yo, estudiosa del corazón humano. Le mando un besito por esta bella creación.



    En cuanto al fariseísmo, hasta en las familias existen, una cara por delante y la otra por detrás, cosa torpe, porque el tiempo hace que se descubran las cosas. El fariseísmo junto a la falta de sentimientos o carencia diría yo de sentimientos son dos graves problemas sociales actuales, que ya los padres prefieran el dinero antes que sus hijos, es mucho decir...pero real, no nos equivoquemos...como decía Quevedo, sobre Don Dinero.



    La hipocresía en cuanto a la religión, pues como en todo, pocos auténticos, muchos hipócritas buscando el interés, están los que se dicen laicos y luego son muy religiosos, y viceversa...pero todo en busca del interés, sea dinero o lo que sea...ahí no hay fariseísmo.

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    1. Los seres humanos, estará usted de acuerdo conmigo, al margen de que sean -seamos- mejores o peores, la verdad es que somos sumamente entretenidos. Y si, además, se refleja en obras tan hermosas como ésta, miel sobre hojuelas. Un abrazo.

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