RESEÑAS NOVELA
"El método Blessington", Stanley Ellin (1916–1986) - Conviviendo con un pariente de una cierta edad, cuyas costumbres o mera compañía comienzan a hacerse fastidiosas, es muy natural que una denominada Sociedad de Gerontología se presente un día a la puerta ofreciendo sus particularísimos servicios… Una maestra próxima a la jubilación puede perfectamente tener en su aula un alumno que todo el mundo considera encantador, a excepción de ella… Cabe también preguntarse si es factible reconocer tranquilamente ante el juez un asesinato y aun así quedar absuelto… O aventurar qué ocurriría si los denominados pecados capitales fueran considerados, lisa y llanamente, como virtudes… Y si sería posible que una oficina comercial poco lucida y aparente pudiera no reflejar, sino todo lo contrario, la naturaleza de su negocio… Semejantes consideraciones revelan que los seres humanos tienen –tenemos– más vericuetos en nuestro carácter o comportamiento de lo que sinceramente seríamos capaces de admitir. Los relatos contenidos en este volumen, exquisita y elegantemente escritos, así parecen demostrarlo, provocando de paso el correspondiente escalofrío. Oscilando entre el humor –negro, por supuesto– y lo siniestro, resulta cada uno de ellos una pequeña obra maestra dentro del género o subgénero denominado gran guiñol, caracterizado inicialmente por su truculencia, pero que ha ido dando paso a exponentes como los que aquí aparecen, perfectamente inmersos en la vida cotidiana. Nuestro autor es responsable de excelentes novelas policíacas, si bien donde resulta insuperable es en relatos cortos como éstos.
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Valioso Señor Rey: " O aventurar qué ocurriría si los denominados pecados capitales fueran considerados, lisa y llanamente, como virtudes". Quizás Dickens tenía razón en Historias de Dos Ciudades, siempre repetía " ¿ es usted señor o señora de negocios?, yo apuntaría también, ¿ es Usted actor o actriz?...y los negocios...todo por los negocios que es el dinero y el poder...nada más.
ResponderEliminarEste libro, como todos los de su autor, es enormemente divertido... y malévolo. Recuerda un poco en el tono a 'Relatos de lo inesperado', de Roald Dahl.
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