martes, 29 de septiembre de 2015

"THÉRÈSE RAQUIN", Émile Zola

RESEÑAS NOVELA

"Thérèse Raquin", Émile Zola (1840–1902) - Formidable disección y análisis de la pasión amorosa culpable, que pasa de la embriaguez inicial, alimentada de la prohibición de estos mismos amores, a un abismo del que no damos detalles para no revelar el argumento. Madame Raquin, mercera, su enfermizo hijo Camille, la sobrina de aquélla, Thérèse, acogida por la mercera desde niña, Laurent, el amigo de la casa, van trenzando, unos sin saberlo, otros plenamente conscientes pero sin calcular su alcance, un horror cuyas fases nos muestra implacable el novelista al servicio de su idea, que sirvió de base a su edificio literario, según la cual la moral derivaría de la fisiología, pudiendo predecirse el comportamiento de hombres y mujeres de acuerdo con la ley física que proclama. Esta ingenua premisa, a pesar de su evidente tosquedad, permitió a nuestro autor la creación de ejemplos tan magníficos como en la presente novela, donde se agitan, como ratas atrapadas en una jaula -jaula que parece evocar la mercería que sirve de marco a esta narración-, los aspectos más sórdidos de la condición humana. Memorabilísimos y plásticos ambientes y excelentes personajes secundarios como el policía retirado Michaud, su hijo Olivier, la mujer de éste, Suzanne, y el empleado de ferrocarriles Grivet, ninguno de los cuales, ignorantes y estólidos, se entera de lo que sucede ante sus mismísimas narices. Puede considerarse esta obra como un negrísimo y genial anticipo de la novela policial, en su vertiente psicológica. El camino hacia el infierno, con su soberbia, su dureza de corazón y su negativa a desandar estos pasos por medio del arrepentimiento -bien es verdad que extraordinariamente difícil en esta ocasión- tiene que ser esencialmente parecido a lo que aquí se nos ofrece.



2 comentarios:

  1. Gracias, muchísimas Gracias Estimado Señor Rey de tantas magníficas sugerencias que son obras maestras. Un abrazo.

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