HUMOR ENTRE CASCOTES (ENIGMA)
-Sinclair –pronunció la dama, extendiéndole la mano para que se la besara.
-Lady Alicia –saluda el oficial, dando un taconazo.
-En seguida vendrá mi marido. Se alegrará mucho de verle.
-He añorado tanto esta casa… Ha sido una larga campaña.
-Habrá pasado momento muy duros, ¿verdad, Sinclair? Deseábamos tanto que volviera…
-Yo también anhelaba regresar. He visto morir a mis compañeros, poblaciones incendiadas, atropellos…
-Qué horrible es la guerra.
-Soy oficial y mi deber es luchar, pero confieso que la victoria también es amarga. La guerra cambia a las personas. Un mundo entero perece sin remisión –levanta la cabeza-. Sólo una cosa en mí no ha muerto, y es mi fidelidad a esta casa, esta familia…
-Le hemos echado de menos… Mi marido no descansaba en busca de noticias. Cada mañana, se dirigía al pueblo. Una tarde –titubea- supimos que su regimiento había sido aniquilado…
-Tuve suerte, aunque pasé un día entero malherido, sin que nadie me socorriera. Me recogió un campesino. Le debo la vida.
-Tuvo que ser espantoso.
-He conservado el capote. Está roto, manchado…
-¡Calle! Lo que importa es que esté vivo.
-¿Recuerda la despedida en la escalinata? Fue usted el último recuerdo que me llevé de aquí.
Ella baja los ojos.
-Creo que ya viene mi marido…
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¡Menudo recuerdo, se lo pasarían en grande ambos!, es que el amor tiene muchas ventanas.
ResponderEliminarMe gustaría saber qué pasa luego, pero estoy demasiado ocupado para elucubrarlo.
Eliminar¡Bueno amor o no amor también!
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