RESEÑA TEATRO
"Luz de gas" (Un thriller victoriano), Patrick Hamilton (1904–1962) - Hacerle a una persona “luz de gas” -expresión que tiene su origen en la presente obra- se refiere a determinadas y sutiles acciones que buscan perturbar psicológica y emocionalmente a esa persona, en aras de un fin perverso. El señor y la señora Manningham llevan siete años de casados, durante los cuales la salud y vivacidad de la mujer han ido poco a poco declinando, muy en particular desde que el matrimonio se mudó, hace unos meses, a la presente casa, mansión tétrica situada en un barrio londinense no de los más recomendables. El servicio está compuesto de Elizabeth, cocinera y ama, y Nancy, la doncella. La señora Manningham extravía aparentemente cosas y no sabe dar razón de ellas. Teme estar perdiendo el juicio, al igual que le ocurriera en tiempos a su madre. El señor Manningham acostumbra a salir después de la cena, dejando sola y llena de zozobras a su esposa, momento que coincide con el amortiguamiento de las luces de la casa, que se alimentan de gas. El marido que no es lo que parece, la esposa que intenta agradarle con toda su buena voluntad y algún elemento de la servidumbre no enteramente de fiar, componen un misterio que terminará resolviendo el inspector Rough. Thriller victoriano con una atmósfera, tanto interior como exterior, muy bien lograda, y unos diálogos, en particular los modulados y condescendientes del marido con su esposa, perfectamente adecuados al horror que se adivina. Se cuentan hasta la fecha, amén de numerosas adaptaciones teatrales, dos versiones cinematográficas.
¡No sabía de esas maniobras perturbadoras y además que se llamara Luz de Gas!, otra cosa más en mi saber.
ResponderEliminar¿No sabía de esas maniobras perturbadoras? Hum... Le conviene leer esta obra, pues. O ver la versión cinematográfica. Entretenimiento seguro. Saludos.
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