miércoles, 17 de febrero de 2016

BORRADOR DE PROYECTO DE SINOPSIS DE PELÍCULA ESPAÑOLA (A la pantalla)

HUMOR ENTRE CASCOTES (DISPARATE)

Es una chica de Segovia, mejor Soria, que es más pequeña, donde se ha criado. Puede que la llamemos Almudena. A la adolescencia, se le empieza a hacer invivible la ciudad, haciendo crisis en la universidad (mirar los estudios que hay en Soria, algo habrá, ambientarlos). En la universidad, o escuela de veterinaria o magisterio, tanto da, nota que se ha hecho, más que de izquierdas, que le parece poco, contracultural, aunque le gustaría vestir ropa de marca, esto es lo que ella llama una contradicción que la enriquece. Poner aquí unas escenas no sé muy bien de qué, visitando el Corte Inglés con una tía, por ejemplo. Como la tía no la compra ni unas bragas, extrapola su odio a Soria o a Segovia, odio que se le debe trasmitir al espectador de la butaca, dándole el mensaje nítido de que la provincia es asquerosa y tienen la culpa la Iglesia y los comerciantes, representantes estos segundos del capital que denunciaba Carlos Marx, y la Iglesia por lo de toda la vida, ya sabemos. No hemos hablado de sus padres, cuya asignación sólo le da para ir a uno de esos bares tosta donde sirven infusiones y se fuman porros y se reúne lo más granado de los antisistema de Segovia (me parece que nos vamos a quedar finalmente con Ávila, también sirve Zamora). Total y resumiendo, que se coge la guagua (esta expresión no sirve, es de Canarias) y enfila a la capital de España, que es Madrid, te guste o no. Coincide su llegada con manifestaciones en las calles. Se asusta. Se mete en la primera pensión que pilla, llena de cucarachas y que huele que tumba de espaldas desde el portal. Es esencial que filmemos cucarachas, no será tan difícil. Conoce en un bar a un gachó de mucha higiene (en verano se lava en las fuentes a menudo), quien la asegura que es el líder estudiantil de las revueltas. Se lo cree Magdalena (la podemos llamar también así). Aquí ya la tenemos a punto de caramelo, no sólo porque se ha fumado un canuto, el primero de su vida, sino porque el otro la invita a una mansión donde es okupa. Gente diversa. Un abuelo cebolleta nos vendría colosal, también un catedrático de economía que se jubila el mes que viene y que es un poco (con su Visa) el paganini de la estancia. En el lugar, además de cucarachas y ellos, viven ratas. Él se ríe cuando ella grita al ver una, lo que le erige a este fulano a altura estratosférica sobre ella, momento que el tipo aprovecha para, detrás de una manta que cuelga de una cuerda y sobre un colchón lleno de manchas, lo que el espectador lleva aguardando desde los títulos de crédito, todo ello amenizado con unos rasgueos de guitarra que dan grima, a cargo de otro compañero al lado opuesto de la manta. El recuerdo de la provincia a estas alturas no vamos a decir dónde le queda a Magdalena. A la mañana siguiente, mientras zurean palomas que han entrado por una ventana medio tapada por un plástico, ella es otra, poco menos que levita. El fulano despierta, está empalmado, ella lo mira. Otra sesión, con variante para la que ella no se siente del todo preparada. María del Mar (estamos tanteando nombres, ¿vale?) vomita. Él se llama Hacker, ahora lo dice, y también que tiene ella que superar los prejuicios que la inculcaron en Jaén. Está escribiendo un libro, la enseña las dos páginas que lleva. María del Mar jamás ha leído nada igual, lo dice. Se recrudecen las manifestaciones en la calle, principalmente por Sol y por Atocha. Ellos se suman, tiran piedras, muestran el culo a los agentes. Integrando un piquete, saquean una tienda, se llevan panceta y un tetrabrick de vino Don Simón. Se van al Retiro a papearlo, a continuación zumba que dale previo porro. Murcia, Córdoba o Toledo se han difuminado por completo. Lo anterior no era vivir, afirma Clara (nombre provisional, ya lo hemos dicho). Hacker propone bañarse desnudos en el estanque. El nombre de Hortensia le parece cursi a Hacker, se lo cambia por Zafiro. Parodia de bautismo, porros. Suena un silbato, es un guripa, huyen en bolas. Al volver a la mansión se encuentran con que les han levantado el sitio unos rumanos, con éstos pocas bromas. Él repone que la vida es transitoria, la propiedad un robo, establecerse es morir, etcétera. Zafiro se lo traga, poco menos que lo toma por Confucio. Pasan esa noche al raso, acaban durmiendo junto a un contenedor. Transcurren días, semanas, algún mes. Zafiro experimenta un bajón, no es que deseara volver a Campaspero, pero añora la comida de su madre, las sábanas limpias en la cama; incluso, lo que ya es decir, el careto de su padre. Estas elucubraciones se las calla porque Hacker ha comenzado a mostrar cierto desvío, aunque no afecta a lo importante, que es el trácala. Suena de pantalla una música que, a ver cómo lo hacemos, tiene que aunar zozobra y éxtasis, lo que deber servir para anunciar un embarazo como el Teide. Hacker la echa en cara que cómo no ha tomado precauciones. A María del Mar le parece un poco jeta. Se desdora la imagen de Confucio. En adelante pocas palabras entre ellos, aunque la acción prosigue. Continúan las manifestaciones. Buscan alumbrar un mundo nuevo, el antiguo está podrido, etcétera. La gente que las sufre, pues eso, que las sufre. Un aire a Bangla Desh se extiende por Madrid. Se contagia a otras provincias. La Embajada americana hace un informe. La chusma se entera y monta el pollo. Exigen ruptura de relaciones al gobierno. El gobierno, aunque le gustaría, se hace el longuis. Okupan otra casa, no el gobierno, ellos. A Zafiro, una noche, se la trastean entre cuatro. (Tiene que verse claro al fondo un póster de John Lennon y el emblema de la paz, un tenedor que parece de tres púas.) Hacker, conforme a su filosofía no violenta (menos contra la poli), no hace nada. No se siente propietario de su cuerpo de ella, se lo comenta luego, es como el viento, dice, como la savia que sube por los árboles, no le falta pico, como vemos. Almudena se siente algo confusa. Pasa tiempo, poco. El bombo de María del Mar ha pasado a mejor vida. ¿Que cómo ha sido? Te lo cuento. Nada de casquería, todo fino. Recurren a una curandera que ha vivido muchos años en Tanzania, música de Pink Floyd (un poco antiguo, esto se cambia), humo de incienso. Lágrimas de ella, indicio de dolor y una nueva esperanza. Otra vez de noche, paseando en grupo a ver qué pillan. En la tele de un bar sale Aznar el del bigote. Lo ven desde la calle. No se cargan el bar y la tele de milagro. El propietario les atempera con unos calamares que han sobrado. Al final de nuestra peli, y tras más peripecias que nos iremos inventando sobre la marcha, la policía carga. Se disuelve la manifestación cagando leches. A Hacker se le ve volviendo grupas a lo lejos. Hortensia, Loreto o como cojones la llamemos al final, queda aislada. Aquí viene lo bueno, atentos. Cámara lenta. Música. Contrapicado que va ascendiendo por su cuerpo, tiene que parecer una escultura, mejor si su camiseta se empapa de sudor. María del Mar alza los brazos en gesto que quiere ser reivindicativo o trascendente, la miran todos. El mensaje entero de la película depende de que lo hagamos bien. La policía aporrea a Zafiro de lo lindo, todo a cámara lenta, no se olvide. Hacker mira desde lejos, su gesto se descompone en muda rabia. Sube la música. Primer plano de la cara de Loreto, que desciende pausadamente contra el adoquín de la calzada, hasta estrellarse (importantísimo que salpique sangre). Muere. La pantalla se llena de las botas de la bofia. Música sonando a todo trapo. Sobreimpresionar aquí una cita de Kavafis, ya buscaremos. Fin. 



3 comentarios:

  1. ¡Pues sí siempre se mezclan toda clase de bichos, desde los pobres ruines porque hay pobres decentes y los mendigos adinerados que son nenes de papas aburridos de la vida, demasiados caprichos otorgados de impunidades serenas y...a por la lucha de ...¿ de qué?. Ante la impotencia de ejercer de magníficos profesionales los papas presumieron de sus vástagos, porque en el fondo ni papás ni vástagos han servido para hacer nada salvo destruir...y comer sus frutos. Magistral novela, Señor Rey...siga con el argumento de la peli y que pueda ir bien el rodaje...¡todo cansa, todo aburre...ahí está lo malo!

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  2. También añadiré algo al argumento de la peli con su permiso, ojalá alguno de esos vástagos sí demostrara su valía, una valía tan grande que dejara al papá a la altura de un pepino, como suele decirse, sería un milagro, pero siempre puede existir alguna excepción a la regla.

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    1. No habrá película, me temo... salvo en la vida. Hasta que los okupas alcancen el poder y el presupuesto, donde comenzarán a vivir como rajás, que es lo que siempre han pretendido.

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