miércoles, 3 de febrero de 2016

DE AMOR, DIVERSIONES Y CARETAS (A la tropa)

HUMOR ENTRE CASCOTES (DISPARATE)

Los carnavales y el día de los enamorados este año han venido consecutivos... miércoles de ceniza de por medio. Escribe John Fowles en “El Mago” que “en nuestra época, no es el sexo sino el amor el que enseña su obscena cara”.
Quiere decirse que el hipertrofiado “ya sabemos qué” no permite espacio para ese etéreo y viejo impulso que ha lanzado al hombre (y a la mujer) a las mejores empresas a lo largo de la historia, suponiendo que la historia no sea un cuento de viejas, que lo es.
“Donde hay amor no suele haber mucha desenvoltura”, soltó sin cortarse un pelo el manco de Lepanto, que la misma mano útil le sirviera para escribir novela inglesa (Borges leía el “Quijote” en esa lengua), pelear contra el infiel y, cómo no, para hacer elocuente el sentimiento que glosamos.
Y a la inversa, “tanta desenvoltura” ahoga la fragante planta que, en los tiempos modélicos que corren, apenas se atreve a romper el cierre de su encanto.
“Todo el año es carnaval”, dijera Larra, el impar suicida, que mira que le intentamos disuadir sus cuatro amigos que él creía que no tenía, pero el hombre no estaba ya para argumentos, encontrándose en su particular “línea de sombra” (Joseph Conrad). Le decíamos al pobre:
–No lo hagas, Mariano José, que vas a dar una alegría. Y no hay que dar nunca una alegría. Disgustos, los que quieras, que el país llamado España, con eñe de coña marinera, merecería lo arrearan día sí, día también con una estaca, en sentido literal y figurado. Y qué satírico mejor que tú.
Murió Fígaro –exegeta mayor del Carnaval junto con su colega de pincel, José Gutiérrez Solana– de amor desesperado y no correspondido a esta nación que “hace a sus hombres y los gasta” y, eso sí, luego eleva soberbias sepulturas, que la necrofilia ha sido siempre aquí la especialidad de la casa.
El amor implica disimulo, que no doblez ni fingimiento. También el Carnaval, que es cuando algunos, poniéndose la máscara, se la quitan, siendo así que todo el año se encuentran subidos a las tablas, representando el absurdo esperpento de sus vidas.
Estamos con Baudelaire, cuando decía: “¿Me tomáis por un bárbaro como vosotros, y me creéis capaz de divertirme tan tristemente como lo hacéis vosotros?” Desafueros estúpidos, nunca en pro de mejor causa, que buscamos el fruto aquí, ahora y sin esfuerzo, dado que el trabajo se tiene por inútil y reaccionario.
Cuando los años que se pasó el Dante, verbigracia, componiendo su “Comedia”, sin esperar recompensa ni recibir emolumentos...
Pero el que quiere ser zoquete lo termina consiguiendo, y algunos llevan muy adelantadas las oposiciones, tragándose lo que otros hacen que se traguen y comportándose conforme criterio de revistuchas y papeles, por no mencionar la caja tonta -cada vez más- y eso que llamamos Internet.
Una vez pasados estos días de jolgorio y la jornada ridícula de los enamorados conviene serenarse. Que si las cosas se ven venir despacio, se les da el oportuno tratamiento.


3 comentarios:

  1. Jajajaj, Señor Rey ¿ y será el camino del sexo el que otorgue prebendas?.

    Me ha encantado, " el ya sabemos que", y sí la vida es un cuento de viejas. Eso sí ha habido mucha " Desenvoltura", madre mía...qué facilidad tiene la gente. Ay mi queridito Fígaro que tanto sabía el pobre, y mi Esproncedita...ya no hay Fígaros tan siquiera.



    Que yo me entere, Señor Rey, la gente lleva máscara sin llevarla. Así tan disimulados...este con el otro, el otro con éste, la otra, el otro y la otra...


    Muy acertado en que muchos llevan adelantadas las oposiciones a zoquete, pero tengamos cuidado con ellos, que en el fondo son elegidos por zoquetes.

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    1. El pobre Fígaro necesita que le digan una misa... Ahí lo dejo.

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  2. Al zoquete no le hace gracia que le demuestren que lo es, así que puede revolverse y aprobar con más notas las oposiciones.

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