lunes, 14 de marzo de 2016

RADIOS DE UNA RUEDA



       Al movimiento



UNO: Si tienes cinco naranjas y te las roban todas, siempre podrás aferrarte a su recuerdo.
DOS: El dinero es sumamente aburrido y limitado. Sólo te permite hacer dos cosas: gastarlo o ahorrarlo.
TRES: Cuando ideas algo, la reacción automática inmediata es de oposición. Haz la prueba.
CUATRO: Si doblas sucesivamente cuatro esquinas, estarás a punto de volver a tropezar con la primera.
CINCO: La audacia va en sentido inversamente proporcional a la experiencia. No resulta posible conjugarlas.
SEIS: No conozco a nadie que sea propietario de una mula.
SIETE: Si tienes un cuadrado de tela y lo cortas por sendas diagonales, obtendrás cuatro triángulos idénticos. Lo que hagas a continuación con ellos es asunto tuyo.
OCHO: Tiempos en que se voceaba por las calles que un león se había escapado de su circo.
NUEVE: Un día de excursión está lleno de promesas. Es habitual que no se cumplan.
DIEZ: El que juega a la ruleta en el casino se suele creer un poco 007. Pero si pierde y su mujer le abronca, se le pasa.
ONCE: Si juntas toda la ropa que hay en el mundo y la prendes fuego, no por eso volveremos al Paraíso.
DOCE: Los colores se envidian entre sí.
TRECE: El trabajo bien hecho debe tener alguna imperfección.



domingo, 13 de marzo de 2016

"UNA HISTORIA ABURRIDA. MEMORIAS DE UN HOMBRE VIEJO", Antón Chéjov

RESEÑA NOVELA

"Una historia aburrida. Memorias de un hombre viejo", Antón Chéjov (18601904) - Nicolái Stepánovich, médico, profesor emérito en la Universidad, con numerosas condecoraciones en su haber, tanto en Rusia como en el extranjero, vive modestamente con su mujer y su hija. Últimamente, padece de insomnio y la noche es una larga y agónica espera para él.  Al filo de la muerte que siente aproximarse, experimenta una fuerte e insoportable desazón. El mundo, al que hace no tanto le encontraba algún sabor, ahora le parece triste, gris, absurdo, y las personas que le rodean, comenzando por su propia familia y siguiendo por amigos o colegas, infatuados títeres sin personalidad ni relieve. Impotente el profesor para encontrar una salida, tampoco es capaz de proporcionársela a los demás, en particular a su ahijada Katia, aquejada del mismo sinsentido y que busca en su amigo y tutor una respuesta. El maestro ruso indiscutible del relato corto, capaz de reflejar en apenas unas pinceladas, a menudo cómicas, la angustia y el dolor, nos muestra en esta novela, tampoco muy extensa, la atonía de una sociedad que se debate en la inacción y que no sabe canalizar su energía hacia el presente, tema muy ruso, por otra parte. La ciencia está llena de prejuicios; la literatura, las novelas, repletas de pensamientos adocenados y carentes de espíritu verdaderamente creador; la sociología y el arte, siguen el mismo camino sin objeto... Éste fue el inmenso drama del pueblo ruso, tan admirablemente descrito por nuestro autor en este y otros textos y teatro. No queda claro -o sí- si el nihilismo que se respira en la narración sería también el del autor, un nihilismo, claro, en su caso no violento. Sea como fuere, maravilloso creador en lengua rusa, cuyo diagnóstico de los males que aquejaban y oprimían aquel mundo resulta inapelable.



jueves, 10 de marzo de 2016

ESTUDIANDO



Cuando eres sorprendido recibiendo clandestinamente instrucción...






miércoles, 9 de marzo de 2016

EL FUGITIVO I (western)

HUMOR ENTRE CASCOTES (CAPRICHO)

PRIMERA ENTREGA DE TRES

     
         Continua...                  Leer segunda entrega           Leer tercera entrega

          NOTAS



martes, 8 de marzo de 2016

"LA LUZ DE FARO", Sydney Horler

RESEÑA NOVELA

"La luz de faro", Sydney Horler (18881954) - El Daily Miracle, periódico que dirige Nimmo Parkover, viene sufriendo un descenso alarmante de sus ventas. Lord Prout, el propietario, presenta un ultimátum: si al cabo de un mes la situación no se revierte, se nombrará otro director. Parkover acaba dando en la consulta de una pitonisa, la cual le anuncia la inminente irrupción en su vida de una dama que habrá de socorrerlo y ampararlo. Cabe decir que Nimmo está casado con una mujer arisca y que le tiene en un puño. La esposa tiene además una amiga muy chismosa. Y existe otra mujer, Beulah Boofer, casada con el insignificante Fred, la cual encaja como un guante, o algo menos, en la predicción de la adivina. También están, cómo no, los del periódico: el director adjunto, Arthur Hutt, y el director literario, Jock McCabe. Amén de otros sujetos, ellos y ellas, que irán apareciendo. Los enredos de la prensa, la necesidad de complacer a la masa lectora, de una edad mental de ocho años y medio, e insaciable en su demanda de escándalos y truculencias, junto con las naturales (y no muy encaminadas) pulsiones de hombres y mujeres, no pocos de éstos atrapados en un matrimonio gris y rutinario, constituyen los ingredientes de esta novela. Autor prolífico, cultivó distintos géneros, con especial hincapié en la novela de misterio. Ésta es una muestra de su faceta satírica y humorística, que combina aspectos puramente dickensianos con una filosofía pesimista acerca de la naturaleza humana, que parecería integrada en exclusiva por hombres apocados y sumisos y mujeres dominantes y vulgares, la mayoría de ellos a punto de perderse en un mal paso. Ironía de primera magnitud, memorables descripciones de los personajes y diálogos espléndidos.



lunes, 7 de marzo de 2016

AFORISMO GORDO Nº 18



      A la primera hora del día



AFORISMO GORDO DIECIOCHO: En ocasiones, te resulta difícil leer porque se ha roto el vínculo con tu pasado. El pasado son las personas con quienes querrías hablar de tus amadas novelas. Unas han muerto y aunque quizás no te llevaras bien con ellas, no dejaban de estar a tu lado de algún modo. A otras no las conoces, ni las conocerás, se sitúen en el pasado o el presente. Las personas se van difuminando a tu alrededor, estás cada vez más solo y no tienes a nadie con quien compartir tus gustos. Ni siquiera te tienes a ti mismo, es como si hubieras desertado. Igual que el niño que fuiste un día y que no sabes en qué vuelta del camino dejó de acompañarte. Un día, miraste hacia atrás y ya no estaba. Aunque puede que se trate de un momento bajo. No es la primera vez que te ha pasado.  



domingo, 6 de marzo de 2016

"EL DESEO", Hermann Sudermann

RESEÑA NOVELA

"El deseo", Hermann Sudermann (18571928) - Todas las vidas son enigmáticas; pero algunas, dentro del arcano general de la existencia, encierran un particular misterio. Un viejo médico, ya jubilado, recibe de mañana dos cartas. La primera, de un joven amigo cuya mujer ha fallecido hace no tanto y cuyo contenido le llena de alegría; la segunda, remitida por la hermana de la muerta. Es esta misiva la que la obliga a salir velozmente de casa, rogando estar a tiempo de impedir el desastre. Marta y Olga, las hermanas, Roberto, viudo de la primera, los padres de aquéllas y los de éste, el anciano médico, sublime personaje que lo comprende todo, obligándose por ello a restituir la integridad de otros, componen una historia de renuncia, por un lado, de ruindad y falsedad, por el otro, donde se despliega a nuestra atónita mirada un soberbio análisis psicológico, en su faceta más sombría. Auténtica lección sobre el deseo y lo que, de manera inconsciente, puede llegar a cobijar; sobre las relaciones entre parientes, en particular al filo de la muerte; y sobre el ‘pecado más odioso’ y también el ‘más secreto’, que se camufla, no ya a ojos de los otros, sino a la misma implacable mirada de uno mismo -se nos permita, en aras al lector, no revelarlo en esta nota-. Los gérmenes que anidan en el corazón, y que tan inocentes parecen al principio, han producido andando el tiempo una planta vigorosa con un resultado insospechado. Es la sublime -y atroz- lección de esta novela.



jueves, 3 de marzo de 2016

LA SEDE DE LA FILANTROPÍA NACIONAL

Llegan rumores a esta columna distinguida de que un compacto y escogido grupo de personas se ha reunido en lugar denominado Congreso de los Diputados, con objeto de dilucidar la mejor manera de servir al ciudadano en su conjunto. Ha sido diverso y abultado el intercambio de opiniones, todas guiadas por la simpatía extrema hacia nosotros (y nosotras).

La mayoría de ciudadanos -es un hecho- abriga el propósito egoísta de mirar únicamente por lo suyo, ejerciendo distintas e insolidarias profesiones. En cambio, los arriba mentados, señores y señoras en edad de merecer, buscan infatigablemente nuestra felicidad, sofocando sus legítimos y particulares intereses.

Esta triste y patética columna considera su deber llegarse a preguntar cuál sería el estado anímico y material de la Nación, de no mediar en su benéfica procura los citados diputados (y diputadas). La conclusión sólo ha podido ser una: estaríamos peor.

Más tristes, más endeudados (y endeudadas), más pobres. En el hogar donde mora un desempleado (o desempleada) habría, al menos, dos. El (la) que debe media hipoteca, la debería entera, y quien la debe entera estaría desahuciado (desahuciada). Los jóvenes tendrían unos años más de los que tienen, los viejos estarían muertos o terminales, las mujeres serías todas feas (bueno, esto no, me retracto), los niños no jugarían en las calles ni en ningún sitio y, encima, estarían sin escolarizar ni atender sanitariamente. Se robaría mucho de lo público. Los hombres, en lugar de llamarse José Carlos o Manuel, por poner un ejemplo, se llamarían Proclo y las mujeres también, en su variante femenina.

La posible situación alternativa resulta, obvio es, espeluznante. Razón por la que debemos felicitarnos de que esas personas reunidas en la Sede de la Filantropía Nacional -así deberíamos llamarla- sigan estrujándose el cerebro para idear soluciones a nuestros males (y malas).

Tiembla esta columna, y con esto acabo, de pensar que podrían estar dedicándose a otra cosa, como hacemos pancistamente los demás. Animemos, pues, con entusiasmo a aquellos que, procedentes de distintos lugares del país, logran con su extenuante y común esfuerzo que no nos vayamos todos (y todas) a la porra (porro). Se lo debemos.



miércoles, 2 de marzo de 2016

LA FORMA EN QUE ALGUNOS MUEREN (A Ross Macdonald, cuyo es el título)

HUMOR ENTRE CASCOTES (CAPRICHO)

     Cuando te mueres, la gente, incluso la que más te ha querido (sobre todo ésta), no se anda con contemplaciones. Les falta tiempo para deshacerse de ti y meterte en una caja, la que a su vez introducen en un hoyo que precintan, alejándose de la zona acto seguido. Los más sañudos te reducen a cenizas que colocan en un bote, siendo verdaderamente el colmo que las aventen o las tiren al océano para garantizar que no quede de ti el menor rastro.
     Sobre la muerte, nunca se reflexiona demasiado. O quizá sí. Un rumor muy insistente pretende que este trance nos aguarda a todos.
     Manifestamos en esta columna nuestras dudas.
     No vamos a hablar de Enoc o Elías, de los que se cuenta que fueron arrebatados al cielo en vida. Pero existen desapariciones súbitas que no se explican únicamente por la felicidad doméstica que el sujeto no supo apreciar, induciéndole a bajar a por tabaco a las antípodas, donde viviría en adelante feliz y despreocupado bajo un puente.
     Según los investigadores de fenómenos esotéricos o paranormales, muchos de los que se esfumaron sin más (no todos) supieron trascender esta grosera realidad y ascendieron a otro plano, desde el cual, presuntamente, nos considerarán a los demás unos jijas por continuar enredados en estos torpes y mundanos afanes de los que nunca se saca nada en limpio.
     Es muy posible que tengan razón, y si la policía supiera discriminar casos de casos se evitaría muchísimo trabajo.
     ¿Y la esquela? ¿Se han parado Vds. a considerar por qué se publicita la desaparición del finado en el periódico? Así se anuncia a los conocidos del difunto que son inútiles e improcedentes las gestiones para conseguir la devolución de esos euros que se cometió la temeridad de prestar al que pasara a mejor vida. Bien es cierto que todo dependerá del aplomo con que la familia se niegue a asumir los descarríos económicos del muerto, que hay personas que flaquean en este trance.
     También es un hecho que las disposiciones obituarias se cumplen raramente, y siempre a la medida y conveniencia de los que quedan transitando en este valle. Lo más inteligente (y además te quitas de cuidado y vives más) es no pretender nada para después de tu postrera exhalación.
     Sin embargo, es inevitable darle vueltas.
     Cuando yo me muera (si es que este hecho termina aconteciendo) me gustaría que mis deudos adquirieran unos miles de hectáreas, donde erigirían un túmulo con mi estatua en bronce (aguanta a la intemperie más que el oro) que se divisara desde kilómetros a la redonda. Habría diariamente chiringuitos con churros y volatineros. Y de noche, fuegos artificiales dibujando barrocas figuras en el cielo. Así, hasta la extinción de los tiempos, que tampoco irá para tan largo, según el parecer de futuristas.
     Confieso que no tengo grandes esperanzas de que se cumpla mi deseo, aun dejándolo por escrito como estoy haciendo y con los lectores de testigos (que pueden ser llamados a declarar en cualquier momento). Pero allá los que me sobrevivan, si quieren quedar en evidencia.
     Que ustedes finiquiten bien. Pero sin precipitarse, que luego nos amontonamos a la entrada. 



martes, 1 de marzo de 2016

"UN HOMBRE EXTRAÑO", Mijail Lermontov

RESEÑA TEATRO

 
"Un hombre extraño", Mijail Lermontov (18141841) - Arranca la obra con agitadas turbulencias en distintos corazones. Vladimir, el hijo, escudriñador morboso de sus propios sentimientos y por ello infeliz. Paviel Grigorovich, el padre, separado de su esposa por una remota infidelidad de ésta e impávido ante los ruegos de reconciliación por parte de su hijo. Dos primas enamoradas del joven, una de las cuales declara íntima y secretamente la guerra a la otra. Algún amigo. Y una sociedad que no comprende. A veces, se está tentado de considerar la vida un encadenamiento de errores y torpeza, al menos en su aspecto más visible. Y si los viejos, muchos de ellos, están devorados por la culpa y el remordimiento, los jóvenes, con largos años por delante y a quienes se supone pletóricos de gozo, son tremendamente vulnerables, con el agravante de que su vulnerabilidad sólo los muy avisados o los que han sufrido mucho son capaces de intuir. La inexperiencia y el dolor de la juventud y el alma endurecida de los viejos vienen a ser el tema de esta obra desolada, surgida de las ansias de pureza de un autor que, como sus personajes, sufría del spleen o hastío de la vida. En cierto momento, se dice en la obra de nuestro protagonista: “una inteligencia mordaz y profunda al mismo tiempo; deseos que no tienen límites y carácter variable”. Y ninguna guía, añadiríamos nosotros. En ocasiones, la obra anuncia lo que va a ser el escritor; en otras, es expresión de su biografía. Este drama romántico, como él mismo se define, habla aquí del primer supuesto. El sufrimiento, en la vida y en las artes, siempre está de actualidad.



lunes, 29 de febrero de 2016

AFORISMOS DE DIOS



     
      A Él


UNO: ‘Al principio, creó Dios los cielos y la tierra’. Toma ya. Mejóralo. .
DOS: ‘Todo el que pide recibe, el que busca halla, al que llama se le abre’. Generoso en extremo, por utilizar esta expresión.
TRES: ‘Venid a mí los que estéis cansados’. Quién no está cansado, por no hablar ya de sentirse derrengado.
CUATRO: ‘El ciento por uno’. A ver qué entidad financiera te da esto.
CINCO: ‘Yo lo resucitaré en el último día’. Esto es verdaderamente fuerte. Pero y si sí.
SEIS:  ‘Sólo en Dios hay que esperar’. Exclusivista, aunque viendo el ganado que circula por ahí..
SIETE: Paradoja o átame esa mosca por el rabo: ‘El principio de la sabiduría es el temor de Dios’; pero tener miedo de Jesús es de ser bobo.
OCHO: ‘Haced lo que Él os diga’. Tan suave el consejo, que deja perplejo.
NUEVE: ‘Y vi un nuevo cielo y una tierra nueva’. Falta hace, no diremos que no.
DIEZ: ‘Sal de tu tierra, de tu patria, y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré’. Solicitud tajante, aunque no parece que le fuera mal a su destinatario.
ONCE: ‘Tus pecados están perdonados’. Que alguien pueda decir esto, tela marinera.
DOCE: ‘Si te das al servicio de Dios, prepara tu ánimo a la tentación’. Quiere decirse que va a caerte la del pulpo. Se siente.
TRECE: ’Caerán a tu izquierda mil, diez mil a tu derecha; a ti no te alcanzará’. Quien lo probó lo sabe.



domingo, 28 de febrero de 2016

"SOLA EN LA OSCURIDAD", Frederick Knott

RESEÑA TEATRO

"Sola en la oscuridad", Frederick Knott (19162002) - Suzy y Sam son una joven pareja de recién casados. Viven en un apartamento situado en un sótano, en Nueva York. Ella ha quedado ciega a raíz de un accidente. Sam trabaja de fotógrafo. Hace poco, ha regresado de Canadá con la muñeca que una mujer le confió en el aeropuerto para entregarla a una niña ingresada en un hospital. Declina la tarde. Afuera llueve. El marido debe acudir a una cita de trabajo. La radio ha difundido la noticia de un asesinato en la zona. Suzy queda sola en el apartamento, con la visita intermitente de Gloria, irritante niña de la vecindad que se encarga de la compra. Este drama policíaco, que gira completamente en torno a la esposa, desarrolla con creciente interés la siniestra aproximación de varios delincuentes a la indefensa Suzy, la cual debe hacer acopio de toda su inteligencia y sangre fría para sortear los peligros. En esta situación, la ceguera, más que un inconveniente, puede ser una ventaja... El autor fue un dramaturgo muy poco prolífico -autor únicamente de tres obras-, pero extraordinariamente exitoso. El texto fue llevado al cine, con la memorable actuación de Audrey Hepburn en el papel de Suzy. Escenografía y montaje, muy complejos. Alfred Hitchcock se encargó de dirigir otra obra suya: Crimen perfecto.



jueves, 25 de febrero de 2016

QUÉ ANIMAL TE REPRESENTA DEPENDIENDO DE TU PSICOLOGÍA


Tienes un comportamiento alambicado y retorcido; esquivas la mirada de tu interlocutor hasta que de repente te le lanzas: la serpiente.
Eres fuerte, vas derecho a todas partes y consigues tu tajada; no te valen excusas: el león.
Ríes tus propias gracias entrecortado y fuerte, como a tirones, y enseñas mucho los dientes: el burro.
Elegante, aéreo, ves de lejos: el águila.
Te gusta la oscuridad y corres alocadamente cuando dan al interruptor: la cucaracha.
Noble, grande, pesado, un poco bromista pero ojo: el elefante.
Te llamas Toby, eres dinámico y activo, te gusta pasear incluso bajo la lluvia: el perro.
Te consideran entrañable los que en realidad no te conocen, tu abrazo es de cuidado: el oso.
Silencioso, felino, distinguido: el gato.
Sonríes sólo con los labios, entreabriéndolos para mostrar únicamente los paletos: el conejo.
Te gusta vestir bien para impresionar a las mujeres, que te miran aunque se van luego con otro que lo sabe hacer mejor: el pavo real.
Te gusta ir en manada y tus pasos se anuncian de muy lejos: el bisonte.
Eres inteligente, pero gruñón y sucio; no hay nada tuyo que no se pueda aprovechar: el cerdo



miércoles, 24 de febrero de 2016

MODO EDITORIAL (A lo que cae por su peso)

HUMOR ENTRE CASCOTES (DISPARATE)

Que a la sociedad le falta una idea vertebradora general –no confundir
con el “pensamiento único”– que pueda canalizar de manera justa y ponderada los anhelos legítimos de personas y colectivos es algo que hace tiempo han advertido los individuos pensantes... suponiendo que todavía quede “vivo” alguno.
Actualmente existe un auténtico divorcio entre la calle y los estamentos oficiales; y con estos últimos nos referimos a todos aquellos que se pretenden portavoces de las distintas áreas profesionales, culturales..., cuya verdadera sensibilidad –en el caso de que la tengan– no son capaces de trasmitir más allá del propio entorno, expresándose en forma de morbosos e inoperantes cuchicheos.
Lo que se escucha a pie de obra sólo se roza tangencialmente –en el mejor de los casos–, por un lado, con el discurso bienpensante expresado a través de los denominados “medios”; y por el otro, con el pésimo gusto y chabacanería que, sin que podamos evitarlo, asaltan obscenamente las conciencias, partiendo también de los mismos medios.
Las viejas ideas que un día fueron válidas, o que por tal se tuvieron, se han convertido en su caricatura.
Para que no falte nada, funcionan multitud de cínicos efugios, acompañados de secretas descalificaciones, que no retroceden ni siquiera ante la calumnia (yo he desactivado varias; nunca sobre uno: éstas, que circulen).
¿Responsables de este insólito marasmo? Genéricamente, allá te van: 
A) Los “ciegos” que se han erigido en guías.
B) Los encandiladores tipo Flautista de Hamelín, que, como el capitán

Araña, “embarcan a los demás, quedándose en España”.
C) Los sectarios, todavía aferrados a su llamémosla “verdad” condenada

por la Historia y que sigue siendo para ellos “la verdad, toda la verdad y la única verdad”, fuera de la cual no hay salvación.
D) Los mediocres.
Estos belitres –en cada ejemplar coexisten varios tipos– tienen como denominador común un miedo patológico al cambio, al que se resisten como gato panza arriba.
Pero la vida tiene la molesta tendencia de que nunca se detiene. Dicho de otra manera, que mientras pretenden mantenerse tantos en su feliz e inoperante Arcadia, se adivina en lontananza -esto quisiéramos creer- un nuevo tropel de ideas y actitudes que habrán de constituir la seña de identidad del tiempo futuro, acaso sin negar lo anterior, pero sí corrigiéndolo en bastantes aspectos que sencillamente han dejado de funcionar.
No cabe dar gato por liebre, como se está intentando estilo “El Gatopardo” (cambiar algo para que no cambie nada). Y tampoco debería prevalecer la estupidez, aun en las brillantes maneras que observamos y que son rubricadas, por desgracia, por influyentes individuos que eligen reiteradamente la solución más azarosa, descartando la obvia y acertada. Y es que aglutina más el interés que los afectos.
Sin embargo, seamos optimistas. Una gota de inteligencia –dirá el lector que a dónde voy– puede con un océano de mediocridad. Principalmente si se adoba con constancia.



martes, 23 de febrero de 2016

"MI TÍO BENJAMÍN", Claude Tillier

RESEÑA NOVELA

"Mi tío Benjamín", Claude Tillier (18011844) - Hacia mitad del siglo XVIII, en Francia. Benjamín Rathery es un médico muy singular cuya vida se sustenta en los placeres, particularmente vinícolas sin olvidar los de la mesa. Su hermana, un tanto harta y abrumada, insiste en procurar su matrimonio. Benjamín y su cuñado se dirigen pues al pueblo donde mora la elegida, también hija de un médico, el señor Minxit, que cura mediante el análisis de orines, sin olvidar una profunda (y oculta) faceta compasiva. La novela se desgrana en distintos episodios donde fulgura la poderosa personalidad de nuestro héroe, uno de esos fanfarrones encantadores -cualquiera que sea el oficio que desempeñen- sin los cuales la vida perdería mucho de su atractivo y que, a pesar de sus abultados defectos, entre los que puede destacar su rasgo de morosos, son solicitados de continuo por sus convecinos. Benjamín, su hermana, su cuñado Machecourt, los hijos de éstos, los amigos como el abogado Page, el notario Arthus, destacado comilón, Millot-Retaut, poeta y sastre, autor de un villancico, junto con algunos oponentes, entre los que se debe nombrar al tiránico señor de Cambyse y el estirado y fatuo señor de Pont-Cassé, todos arropados por los habitantes de la zona, dan cuerpo a una novela donde se mezclan filosofía y buen humor. Esta pequeña obra maestra del humor y de la sátira es deudora de Rabelais y predecesora de Tartarín de Tarascón, con no pocas gotas, más bien chorreo, de crítica social; también, evoca de algún modo al Eclesiastés, principalmente en el hincapié que hace el autor de la vanidad de nuestro paso por el mundo. Amarga, triste, divertida, con pinceladas de poesía y añoranza y ese punto anticlerical que no sobra e incluso hace sonreír.