jueves, 4 de septiembre de 2014

NIÑOS, VIEJAS, ANIMALES

DIMES Y DIRETES

Pocas cosas merecen homenaje en este bajo mundo. Los personajes que aquí actuamos adolecemos de hipertrofia e hinchazón, como el río que baja crecido y se lo lleva todo por delante, con especial saña hacia la vivienda del humilde. Cuando en la autodenominada Unión Soviética llevaban al Gulag a sus ciudadanos (!), quedaban unos niños a la intemperie. Los rescataban de la calle o del hospicio anónimas viejucas llenas de prejuicios, que alojaban, criaban y educaban a las pobres víctimas, que ni siquiera eran de su sangre. Lo cuenta Vasili Grossman en su novela ‘Vida y destino’. Esas que se quedaban para vestir santos salvaban la vida y dignidad de los inocentes. Cuántas hay de esta categoría, principalmente en los pueblos y la periferia de este inmenso gran teatro. Nadie las ve, excepto los niños y los indefensos animales, perros, gatos, que alimentan a escondidas. Cuando llega el invierno, y con él la soledad, parece que Dios vuelve la espalda, pero es entonces cuando mira con incrementado ardor. Algún día, el león pacerá con el cordero y un niño pequeño les pastoreará. Y suponemos, aunque no está escrito, que bajo la atención vigilante de una vieja.



3 comentarios:

  1. Qué razón tienes. Brindo por todos los héroes anónimos y a ellos les hago reverencia y me quito el sombrero. Oleeeeeeeeeeee..........

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    1. Gracias por el comentario. Las personas verdaderamente importantes, según mi limitada experiencia, no están bajo los focos sino todo lo contrario.

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  2. Así es, la existencia de personas muy valiosas para la sociedad y son desconocidas. Estoy con Usted, Señor Rey, las personas veraderamente importantes están bajo los focos, pero yo distinguiría dos tipos de personas bajo esos focos, los buenos y los malos, pero nunca están en primera fila, son inteligentes ambos, unos pueden ser morales y otros amorales.

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