miércoles, 26 de noviembre de 2014

EN LA ANTESALA (Al más allá... de la puerta)

HUMOR ENTRE CASCOTES (ENIGMA)


   -Mucho me temo –dijo el prelado- que se nos ha traído aquí con algún propósito non sancto.
   -¿Usted cree, padre? –preguntó la dama.
   -Esta sala, estos brocados, esos lienzos paganos que vimos a la entrada… me inducen a pensar que aquí tiene su sede el hedonismo.
   -¡Padre! –se escandaliza ella.
   -Y en su vertiente más dañina, según veo.
   -¿Está usted seguro?
   -Seguro, no. Siempre hay que considerar la duda, aun en un caso evidente como éste.
   -Deberíamos irnos.
   -Y además, ¿no ha notado usted ese perfume desde que entramos?
   -Sí, ahora que lo dice…
   -¿Y qué sabe usted de los habitantes de esta casa?
   -Le confieso que muy poco, padre. Sólo, que han venido recientemente del extranjero.
   -¡Del extranjero…! 
   -… Y que tanto él como ella proceden de familias acaudaladas.
   -¿Recibió usted la invitación por medio de un sirviente?
   -Una doncella…
   -Y expresaron el deseo de que yo asistiera al chocolate…
   -Sí, padre. Empiezo a ver que hice mal…
   -¡No, no! En todo caso yo, que estoy obligado por mi calidad sacerdotal. Espero –se inflamó- que respeten mi sotana.
   -¿Y si nos fuéramos? Me he fijado en el camino…
   -¡Este ministro del Señor no huye jamás! –blandió los puños-. Pero he debido venir solo. He cometido un error imperdonable al someterla a usted a estos rigores. Le diré lo siguiente: cuando se abra esa puerta y pasemos con nuestro anfitrión, le aseguro que no voy a permitir la menor befa. ¡Si es preciso, armaré un escándalo!
   -Sí, padre.
   -Usted secúndeme y no abra la boca.



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