RESEÑA NOVELA
Noches de Sing-Sing, de Harry Stephen Keeler (1890–1967) - Prisión de Sing-Sing, en Nueva York. Última noche de tres condenados a la pena capital. Los tres son escritores de misterio y pesa sobre ellos el asesinato de un colega, despreciable en su actitud con las mujeres, motivo por el cual decidieron darle muerte. Pero las pruebas demuestran que sólo dos de ellos son culpables y el Gobernador ofrece el indulto a aquel que acuerden entre todos. Los tres declinan. Surge una idea, sin embargo. Cada uno de ellos deberá narrar una ficción ante el sargento que les acompañará hasta el alba. El autor de la mejor historia en opinión del sargento –ignorante de la trascendencia de su juicio– será el que ponga su nombre en el documento del indulto. Sobre este cañamazo se nos ofrecen, a manera de las mil y una noches, sendos relatos cada uno con su ingrediente de misterio, de sorpresa y de jugosa truculencia, que se absorben sin apenas respiro, presentándole al lector un ejercicio literario perteneciente a la época dorada de este tipo de novela, cuando semejantes obras se leían con pasión e ingenuidad, y que todavía proporcionan sus horas de disfrute. Con treinta y tantas novelas en su haber, es el autor típico capaz de esperar largo tiempo en una esquina de nuestra biblioteca a que, en honor a los buenos tiempos del pasado, le concedamos una larga, tranquila y emocionante tarde de lectura.
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¡Será un honor prestar atención a este autor!, hay libros que esperan pacientemente a que le tomemos cariño...
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