lunes, 14 de diciembre de 2015

AFORISMO GORDO Nº 15



Al corazón de piedra



AFORISMO GORDO QUINCE: Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos”. (Lucas 16:19-31)

Lección maestra, ya no de religión; de psicología humana. Se expresa aquí la contumacia, que en tantos casos niega la mismísima realidad que hay delante.



2 comentarios:

  1. Gran mensaje y sí precisamente de psicología, que bastante necesitamos de ella.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Aunque vieran abrirse los cielos y la tierra, muchos porfiarían en su error. Luego no vale el argumento de "si yo viera palpablemente", creería. Hay algo más fuerte, para muchos, que la mismísima evidencia: el propio empecatamiento. Ah, y no estoy hablando de religión, aunque lo parezca.

      Eliminar