Al deber, ese fascista
UNO: La persona políticamente correcta no se considera políticamente correcta, sino -es curioso- rebelde y rompedora.
DOS: La primera libertad es sentirte seguro.
TRES: Cuando las “libertades” son muchas, la libertad es poca.
CUATRO: El autodenominado progresismo odia la palabra ‘libertinaje’. No su significado, que le encanta.
CINCO: ¡El deseo profundo que tienen tantos de convertirse en masa!
SEIS: Persona o individuo, tú eliges.
SIETE: Cada nuevo derecho, una nueva cadena.
OCHO: Nuestro preciso -y precioso- idioma castellano: “Se tomaba muchas libertades”.
NUEVE: Ha descendido muchísimo el nivel. Antes, el sermón te lo endilgaba un cura; ahora, cualquiera.
DIEZ: El gobierno, un mal necesario. Lo dijo alguien, pero conviene quitarle el polvo a la frase.
ONCE: “Dime de qué presumes y te diré de qué careces”. De especial aplicación en la política.
DOCE: En el pasado, al menos, se guardaban las formas: el tribuno no se rebajaba aplaudiendo a la plebe.
TRECE: Debería acuñarse la expresión ‘palabra de político’, para referirse a ‘promesa mendaz y con sonrisa’.
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Es muy importante guardar las formas, y estoy con Usted en que se han perdido. Así es: " ¡El deseo profundo que tienen tantos de convertirse en masa!". Y el nivel ha caído hasta más bajo de lo bajo, a ver que ha ocurrido...
ResponderEliminarNo sé qué comentar a lo que usted dice, Anónima Teresa. Aunque sí sé que siempre se puede caer más bajo.
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