miércoles, 2 de diciembre de 2015

EL ESCRITOR (Al impagable terror del folio en blanco)

HUMOR ENTRE CASCOTES (DISPARATE)

El escritor es persona solitaria por naturaleza y por oficio, como los viejos tramperos de la salvaje América, que cobraban sus presas sin ayuda de la naturaleza hostil. Para rescatar la voz interior es preciso recluirse. Lo dijo Kafka: “No es necesario que salgas de casa. Quédate en tu mesa y escucha. Ni siquiera escuches, espera solamente. Ni siquiera esperes, quédate solo y en silencio. El mundo llegará a ti para hacerse desenmascarar; no puede dejar de hacerlo, se prosternará extático a tus pies.”
El escritor permanece solo incluso entre la gente. Se encuentra separado de los demás por invisible barrera. Ni él puede derribarla –tampoco quiere: ¿qué migajas le pueden ofrecer?–, ni los otros traspasarla. Picasso se lo confirmó una vez a Cela: “Sólo se puede hacer una gran obra en una gran soledad”.
¿Entendían a Balzac quienes coincidían con él en los salones? Los más veían a un obeso con pujos de aristócrata. Se ridiculizaban sus intentos de elegancia. Para no hablar del displicente juicio del incapaz de Sainte-Beuve. ¿El escritor es inferior a su obra? Más bien es la época la que no está a la altura del genio que produce. El propio Balzac denunció en sus páginas la corrupción de los medios literarios.
El escritor permanece inmune a los reveses, que encima le sirven de inspiración y estímulo. Los envidiosos y calumniadores, y la dañina caterva de los funcionarios, tan activa y operativa hoy día, no consiguen quebrarle el espinazo. Quien sólo escribe en circunstancias favorables, no es escritor.
Por semejantes razones causan risa quienes afirman imposible la creación bajo tales leyes o determinados regímenes. ¡Con un lápiz y unos folios quedan burlados todos los poderes!
Al escritor le afectan las estaciones y las anécdotas pequeñas, de las que extrae mundos completos. Experto escrutador de almas y conocedor del verdadero rango de las personas, desprecia la división social en clases. El escritor es el antagonista del burgués, entendiendo por éste al que pone su corazón en la posición y en el dinero. Ante el escritor, en general ante el artista, el burgués se sabe descubierto. Y emprende, dependiendo de casos, cerradas campañas o sutiles maniobras con objeto de abatir su presa. A Pushkin lo mató la burguesía al verse arrancada la careta.
El escritor es mezcla de testigo imparcial y de profeta, destinos de difícil desempeño, sobre todo el último. Como aprendiera Arjuna de su auriga, guerrea si es preciso con amigos y parientes.
El desentendimiento con su entorno no puede ser más radical. Únicamente se llega a un conato de reconciliación cuando aquél desaparece y su creación pasa al dominio de los doctos, que la falsifican y, sobre todo, la edulcoran para que la puedan manejar los melindrosos. Pero su virtud explosiva sigue intacta, aun cubierta de polvo en una estantería.
Como decía un importante novelista, lo peor para el escritor es escribir... a excepción de no escribir. El escritor no pacta. 



2 comentarios:

  1. Magnífico final, simplemente profundo: " El escritor no pacta", el verdadero se entiende que no, no se vende o prostituye fácilmente, aunque no gane tanto dinero y tenga pocos admiradores. Magistral y precioso articulo Estimado Señor Rey. Que bonito: " El mundo llegará a ti para hacerse desenmascarar" , así es.


    Magnífico: " El escritor permanece solo incluso entre la gente. Se encuentra separado de los demás por invisible barrera. Ni él puede derribarla –tampoco quiere: ¿qué migajas le pueden ofrecer?–, ni los otros traspasarla" y genial. Un abrazo.

    ResponderEliminar