HUMOR ENTRE CASCOTES (DISPARATE)
(Galpón gélido y abigarrado, con muchedumbre como en el Postrero Juicio. Los aspirantes –también ellas– se agitan ansiosos –y ellas–, como si les fuera en ello la vida, y en algunos casos es así. Las ropas de todos están desordenadas, por decirlo de manera fina. El clima espiritual es espantoso. Mucha hipocresía y mirar para otro lado. Tiburones que pescan en este mar revuelto. Un badulaque, subido a una tarima, imparte órdenes a través de su megáfono.)
EL FULANO: (Esquinando los ojos hacia un grupo.) ¡Tú, oíd, para la escena de historia –siglo VIII– en que los de turbante dan por el culo a la nación –mismamente como hasta la fecha en que hablamos y se pretende que sigan–, merced a la felonía del conde don Julián…! Vayan entrando en precalentamiento…
VOZ: (Con aprensión.) Oiga, ¿pero en el cine no son las cosas fingimiento, aparentando verosímiles?
EL F.: (Arqueando, majetón, el brazo libre.) ¿Usted quiere que le llamen retrógrado y fascista, le violen a las hembras de su sangre, en particular la madre sacrosanta, le sean enajenados sus bienes de trabajo y de fortuna, para finalmente perecer desasistido y amargado, eventualmente con bola de penado en el tobillo y hundido en las cenagosas aguas del Pisuerga, que es el río que pasa por Valladolid, aprovechando?
VOZ: No.
EL F.: ¡Pues a precalentarse, coño, que diría el golpista de mostacho, ese soliviantador en cuyas antípodas estamos, si bien ya se sabe hasta qué punto se tocan los extremos! Y hablando de tocarse: ese par de atorrantas en su ser, que diviso desde mi atalaya –qué ricura–, ya podéis entrambas ensayar el morreo y los capítulos subidos, para la serie infantil televisiva, que nos morimos por adoctrinar desde el celuloide a los infantes, mientras meriendan su pan con chocolate…
SEGUNDA VOZ: Es que tenemos poca práctica…
EL F.: ¿Queréis tener ninguna?
SEGUNDA VOZ: Eso, jamás.
EL F.: ¡Pues a ello y con calor, joder, y nunca mejor acompasado el verbo! Que llevamos siglos, en concreto dos milenios, de ratera profundización social en la pantalla, y es que siempre han llevado el timón los mismos. (En otra dirección.) ¡El de alzacuellos, para la película en que vive con su sobrina, a la que mete mano! ¡Ensaye con realismo, para que el público saque sus propias y objetivas conclusiones de repudio a la secular religión de nuestros padres! ¿Acaso deseamos que la chusma siga hundida en la superstición y la ignorancia?
TERCERA VOZ: Yo, por mí…
EL F.: Expulsado, señor mío. Aquí se busca gente concienciada, de ningún modo que piense por su cuenta. ¡Adónde iríamos a parar en ese caso!
TERCERA VOZ: Se les acabará viendo el plumero.
EL F.: ¿Quieres que te meta el megáfono en parte que te quepa? (El otro huye, no sin que matones le apaleen. A todos.) ¡Ya hemos perdido suficiente tiempo! Los elegidos, con preferencia los de pluma y muchas de ellas, pasen por la puerta ancha del fondo llena de mugre. Los contrarios, también puerta, pero estrecha y a la calle. Y ojito con contar lo que habéis visto, que os hemos puesto micrófonos en casa…
jejejej,¡qué ocurrencias tiene la Voz!: " Oiga, ¿pero en el cine no son las cosas fingimiento, aparentando verosímiles?". Divertido sin dejar de ser inteligente, la tercera voz es muy buena: " Se les acabará viendo el plumero". Es Usted todo un Maestro del teatro, Señor Rey, pero por favor, si me adjudica Usted un personaje, que no sea en esta obra, se lo agradecería, jejejjejje.
ResponderEliminarNo se preocupe, no le adjudicaré ningún papel en esta obra, donde sólo figura gente de dudoso plumaje. Tenga en cuenta, además, que no se ha presentado al casting...
Eliminar¡ jAy es verdad, que no me presenté al casting!, si acaso me atribuiré el personaje de bibliotecaria para cualquier otra obra, ya que nos encanta los libros y las biblios.
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