HUMOR ENTRE CASCOTES (ENIGMA)
Cuando se descolgó de la pared el retrato del bisabuelo Alfredo, la familia expresó distintos pareceres. Unos se manifestaron abiertamente en contra, vindicando su memoria. Otros dejaron ver la conveniencia de exhibir su efigie en una habitación de paso, y un primo telegrafió desde Australia aconsejando ásperamente se arrumbara el lienzo en un desván. (Una antigua criada de la casa, compañera de la infancia del bisabuelo Alfredo, se pasó la tarde llorando en la cocina.)
En una de las reuniones para tratar el tema, dos cuñadas se abofetearon y sus maridos respectivos no volvieron a dirigirse la palabra. La casa estaba sobre ascuas y se rumoreaba en el barrio. Un sacerdote salió apesadumbrado después de una visita.
Una mañana, Alfredito, perteneciente al ala joven de la familia, se presentó en el desayuno mostrando un recorte de periódico extraído del diario radical de la provincia. Su padre cursó gestiones inmediatas para que le recibieran como interno en un colegio extranjero.
Las invitaciones para la celebración anual de los Amigos del Museo llegaron con retraso, y la rúbrica del Presidente parecía descuidada. El invierno llegó antes de tiempo, sin que el retrato del bisabuelo Alfredo encontrara su lugar. Cayeron las primeras nieves.
La víspera de Nochebuena un chamarilero llamó a la puerta de servicio ofreciéndose a llevarse gratis la pintura. Fue despedido y uno de sus perros mordió al mayordomo.
El primo de Australia tuvo la desfachatez de volver a telegrafiar.
Por fin, se encontró un sitio razonable a juicio de todos: encima de la chimenea del salón que daba al parquecillo. Hubo abrazos, emoción contenida. Esa tarde salieron de paseo.
Cuando Alfredito regresó del internado, su padre le comunicó la decisión y con gesto solemne le llevó al salón. Padre e hijo miraron el retrato.
La antigua criada de la casa, la que fuera compañera de la infancia del bisabuelo Alfredo, lloró toda la tarde en la cocina.
¡Un poco pesado el primo de Australia con los dichosos telegramas!, el bisabuelo desde luego viajó de un lado para el otro de la casa, así que no se aburrió en nada, jejejjej ¿ y la historia de la pobre criada siempre llorando?, los secretillos de familia siempre existen.
ResponderEliminarNo se olvide del esqueleto que cada familia guarda en el armario. Un saludo.
EliminarJejejej, no lo olvidaré, Señor Rey.
EliminarEl Humor es muy serio o lo serio es muy humorístico, se podría decir, por ejemplo, cuando a alguien en un blog le dicen constantemente " usted es spam", " Usted es un troll", tendríamos que pensar lo siguiente, es posible que detrás de esas palabras constantes de trolls pueda suceder una de estas dos historias: " Orgullo y Prejuicio" o " Cumbres Borrascosas".
ResponderEliminarNada más serio que el humor, alguien importante lo decía, no recuerdo quién. Siempre hay una historia, o dos: la que se ve y es pública y la invisible. El novelista tiene que intentar acceder a la segunda. Saludo.
Eliminareso, eso...acceder a la segunda. Saludos.
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