miércoles, 16 de diciembre de 2015

AÑAGAZA (Al portero)

HUMOR ENTRE CASCOTES (ENIGMAS)

El portal lo custodia un portero engalanado que cierra el paso a los desconocidos. Exige que se identifiquen y revelen el piso al que van y la razón de la visita; luego, lo confirma por el teléfono interior. En uno de sus rarísimos descuidos me introduje, escondiéndome en el sótano. Para llegar a la azotea, mi dilema era, bien utilizar uno de los ascensores –movimiento que no le pasaría inadvertido- o subir por la escalera, cuyo primer tramo está bajo su directa y constante vigilancia. Opté por lo primero, pues hasta que él reaccionara yo dispondría de unos minutos preciosos. Hacia la mitad del edificio, está la garita donde la pareja de guardias juega a las cartas. Les oí salir –alertados por él- y dirigirse por la escalera uno arriba y otro abajo. El portero había ocupado el otro ascensor y lo detenía en cada piso. Yo mantenía ventaja, pero el tiempo corría en contra mía. Accedí a una planta. Se abrieron puertas y llegué a atisbar el interior: un aparador, un cuadro, una alfombra en tonos ocres. Me llegaron voces. Pensé enviar mi ascensor, el que acababa de abandonar, como señuelo al azar. No pude: subían velozmente tras de mí. Si conseguía llegar el primero a la azotea, habría conseguido mi objetivo. El error había sido del portero, aunque tenía la firma intención de subsanarlo. Creí percibir, sutilmente conectado con el mío, su espíritu vengativo, marcadamente sádico, seguro de que ganaría la partida. 



2 comentarios:

  1. ¡Uy que miedo Señor Rey!. " Creí percibir, sutilmente conectado con el mío, su espíritu vengativo".

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