jueves, 17 de diciembre de 2015

LA GIOCONDA Y SU SECRETO MÁS RECÓNDITO


Aparece en prensa la noticia de que la Gioconda, de Leonardo da Vinci, escondería debajo del mundialmente conocido retrato otra pintura. Sería como ese abuelo de familia, pero al revés, pintado encima de un Velázquez (Ramón Gómez de la Serna, “El incongruente”). Las reacciones no se han hecho esperar, y son fundamentalmente dos: 1) Los que quieren dejar las cosas como están; y 2) los partidarios de rascar a ver qué hay. El debate está servido. 
Para los primeros, conservadores a ultranza, sería una barbaridad y un sacrilegio tocar la obra del maestro, y es su deseo ferviente que pueda ser contemplada, en su estado actual, por los siglos de los siglos. Los segundos piensan de manera diferente (quiere decirse que piensan igual, pero en sentido opuesto). Ese cuadro lo tenemos amortizado, argumentan. La de veces que lo habremos visto. Y además, hay fotos. No tenemos idea, empero, de lo que nos oculta esa imagen icónica desde que Leonardo colocó encima, tembloroso, la primera pincelada. ¿Y si nos encontramos con una auténtica obra maestra? Lijemos y ya está. 
A lo que aquéllos replican que de eso nada. Con escudriñar la pintura con rayos X, dicen, sabríamos a qué atenernos. Se ha hecho con otros cuadros y los resultados han sido aceptables. Argumento que se ha visto inmediatamente contrarrestado por el de que los citados rayos X, contra los que no tenemos nada y han salvado muchas vidas (?), lo máximo que obtienen es una imagen borrosa y en blanco y negro. Y aunque se pudiera sacar en color, no sería el color verdadero y pinturero, nunca mejor dicho. No hay otra solución que usar la espátula.
Los otros, naturalmente, se han alterado. Por encima de nuestro cadáver, insisten. A lo que se les ha replicado que esa sonrisa que tan bien supo captar el maestro, no tenemos empacho en admitirlo, ha venido poniendo nerviosa a la Humanidad desde que se viene contemplando (hora es ya de denunciarlo), siendo en alto porcentaje responsable de las neurosis de este mundo. 
Sí, claro, han saltado éstos como una pantera, la culpa de todo lo malo la va a tener ahora Leonardo, porque tú lo digas. Cosas más raras hemos visto, ha sido la respuesta, existe muchísima curiosidad por averiguarlo. ¿Qué interés oculto, y nunca mejor dicho, hay en negarse? Ningún interés, dicen los otros, pero que nos carguemos la pintura ¿no significa nada?, han inquirido. 
En estos términos está ahora la controversia. Nosotros no nos inclinamos ni a una postura ni a la otra. Trasladamos la cuestión a los que lean esto. Parpadea una vez, si estás de acuerdo con la uno (1). Parpadea dos, si eres más de la dos (2). Vemos muy difícil saber quién ha ganado, pero algún día, sí, algún día que podría ser éste, dispondremos de la tecnología apropiada para ello. Por éstas.




3 comentarios:

  1. Je, je,je, muy original Señor Rey: " (quiere decirse que piensan igual, pero en sentido opuesto)", igual que atarse los cordones del zapato derecho que el izquierdo. Un abrazo.

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  2. ¡He intentado parpadear, pero juro que se me han estropeado los parpados!

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    1. Todavía no me llega la tecnología como para interpretar el resultado...

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